Reunión

Reunión
Ama Kristina tiene dos esclavos: Yo, Bobo, y Servo quien no para de limpiar. Desde mi posición lo veo preocupado por dejarlo todo al gusto de nuestra Ama compartida.

Siempre en tensión…
Ridículo como siempre Servo, es obligado a vestir de sirvienta desde que se levanta tan temprano.   Es mucho mas sufrido que yo, siempre y asustado. La falda de sirvienta apenas le tapa las marcadas nalgas por la paleta de cuero que siempre utiliza nuestra Ama para castigarnos. También bajo los relieves de la mini falda de criada francesa le asoman un poco los genitales cubierto del transparente objeto de castidad. Al menos tiene el derecho de calzarse con esas bailarinas que lo hace mas femenino. Sus piernas depiladas y el vestido que termina hasta solo taparle la barriga, lo hace mas putita. Los pezones quedan libres y no le hace falta tiras al hombro para sujetar el traje, ya que se ajusta como un corpiño a la espalda. Pero el no lleva collar como yo, su cuello está cubierto de tela y encajes como su traje. Y para colmo la diadema del mismo material haciendo juego el negro con el blanco. La verdad es que es patético.

Mientras mi dueña se baña yo me quedo mirándolo para incomodarlo mas. Ni nos hablamos ya que de todos modos se nos está prohibido hablar en casa. El no para…, va de un lado a otro ordenando y vigilando las tostadas para el desayuno de nuestra dueña. Hoy es un día especial de visitas y por lo tanto hoy, a parte de servir a nuestra Ama, tiene que preparar algo de picar y bebidas para las invitadas de Kristina que vendrán en un par de horas. Bueno, esta vez no se trata de una velada formar. Mas bien creo que una reunión de socias interesadas por un nuevo plan de publicidad para sus locales. No estoy seguro, pero algo he escuchado en sus conversaciones por teléfono.

Mi suerte es que esa no es mi tarea. No soy su sirviente.  Soy la mascota de la casa y mi deber es la de entretener a las invitadas en este día.

He perdido toda mi humanidad y por eso siempre voy desnudo por la casa. Solo llevo mi collar de perro y algunas piezas de mas, según le de Kristina por ponerme. Es decir, esta mañana antes de ir a ducharse me adjuntó la cadena de paseo del cuello hasta el aro de acero de la base de mis testículos. La cadena pasa por mi espalda, se queda por dentro de la argolla de mi bola anal, y se ajusta al aro genital pequeño que toma mis bolas alzándolas hacia arriba. La bola anal es empujada mas adentro de mi culo con la tensión y empuje de la cadena. Solo al exterior asoma la argolla saliendo de mi culo.
Puede que algo incómodo, pero tengo que reconocer su función gratificante al estimularme la próstata cuando gateo. Y si… siempre gateo. No recuerdo la ultima ves que caminé mas de dos pasos de pie. Todo lo veo desde abajo, de hecho tengo una devoción especial por los pies y calzados de mujeres desde que acostumbro a estar cerca de ellos en todo momento. Adoro gatear cerca y rozarme en ellos para llamar la atención.

Solo un ligero dolor me incomoda. La cadena me hubiera gustado con mas holgadura. Su tensión no siempre es fácil. Me cuesta bajar la cabeza sin tirar de mis testículos. La cadena esta tan justa, que me veo obligado a arquear mi espalda.

Voy gateando libremente por la casa vigilando de vez en cuando la puerta del baño. Ama Kristina tiene que estar apunto de salir…

Llevo rato que no oigo la ducha. Y siii… Ya sale…

Con una toalla tapando sus pequeños pechos me sonríe. Es tan rubia que su pelo mojado apenas oscurece. Esos ojos verdes que me miran por un segundo me paralizan. Tengo la suerte de poder verla, situación prohibida de Servo que baja su mirada y se arrodilla delante de ella.

Le dice que su desayuno esta listo y totalmente ignorado por ella sigue de rodillas.

Kristina me ve y…

– Preparale los cuencos a Bobo!

Da la orden de mi alimentación de la mañana.

Al mismo tiempo que  Servo se levanta en busca de leche y cereales, gateo hasta estar lo mas cerca posible de ella complaciendo mi vista en sus piernas y los pies desnudos sobre el piso.

Deja caer su toalla al sueño y anda hasta su habitación. Sabiendo que es trabajo de Servo recoger lo tirado al suelo, la sigo pero ella una vez dentro me detiene con su pie en mi rostro…

– No Bobo, no tengo tiempo para juegos.Ve a comer y quédate en el salón.

Un débil tacto en mi cara de su pie me priva de seguir mirando su desnudo cuerpo. Tras mía Servo recogiendo la toalla hace un paréntesis intencionado para verla entrar. Nada mas darme la vuelta, Servo señala el lugar donde dejó el cuenco y este con lentitud toma su toalla y lo huele en el momento que ya nuestra Ama no lo puede ver.

Gateando en pena me acerco a mi cuenco de leche y simples cereales secos. Nada mas bajar mi rostro  para dar lamidas, noto denuedo esa correa tirando de mis testículos. Esto aumenta mas mi erección a pesar de la ligera molestia. Pongo mi espalda mas arqueada acercando mas las rodillas a mis codos fijados al suelo y lamo la leche y los cereales como un gato hambriento. Bueno, no es que tenga tanta hambre… En realidad quiero terminar el cuenco lo antes posible para ir hasta su cuarto. El cuenco debe de estar vacío. Mi dieta siempre vigilada y estricta es una condición mas, y debo obedecer en todo.

Servo le prepara en la mesita del salón su desayuno. Ama Kristina le encanta desayunar en el salón mientras pone la TV.

El cuenco queda limpio y me voy hasta la habitación lo antes posible. Mientras comía había perdido algo mi erección, pero tan solo oler su perfume en esta habitación… Dios! allí está cepillándose el pelo dorado y sentada en su taburete. Abobado la miro dando honor a mi nombre de esclavo. Mi corazón late con fuerza y mi pene balancea bajo mi vientre poseído. Ahora gateo despacio hasta llegar a tocar con mi hocico su piel justo en los tobillos. Sus pies ya está forrados de la suave tela de sus zapatillas de andar por casa. Ya no puedo ver sus dedos, pero si medio empeine y su talón subido. Llevo mi hocico a lo poquito que deja ver su planta y aspiro con fuerza. Ella se da cuenta y dice mi nombre a modo de regañina. Luego sonríe y yo dejo caer mi barbilla sobre mis manos. Hoy no llevo cola como otros días, pero meneo mi trasero llamando su atención. Esta vez son mis pelotas los que rebotan sueltas tras mi culo. El que la base quede rodeado del aro lo facilita y la cadena hace que suban mas con el arco de mi espalda mas insinuante.

En vista que no hace mas nada, mas que seguir cepillando su melena, voy a tocar de nuevo su talón. Mi hocico tímido apenas roza y no pedo mas… No pedo reprimirlo mas… Saco la lengua y trazo el talón hasta el hueso de su tobillo.

– Bobo! No te he dicho que te quedes en el salón?. Ya me estas cabreando!

Gimo desconsolado y me voy antes de que no esté tan ocupada como para coger la paleta de cuero y atizarme el trasero.

(Media hora mas tarde).

Kristina está sentada leyendo una revista. En lo que yo vagaba por su salón ella se había vestido algo informal, desayunó y mandó varios wasaap a sus amigos.

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Mirándola babeo de amor por ella. Mi respiración fuerte sopla sus desnudos pies sobre el sillón. Kristina no tiene ganas de masajes ni de lamidas en su pies, la noto algo preocupada por el motivo de su reunión hoy con sus socias del club. No pedo hacer otra cosa que mirarla desconsolado y esperar. Servo está a su lado arrodillado esperando hacer otra tarea doméstica. Ya en la cocina están preparadas las copas por llenar y algunas delicias para picar. Me imagino que Servo se quedará allí en sus rodillas a la espera de la primera visita, a no ser que a Kristine le apetezca algo antes. El caso es que su Servo descansa de momento. Por que son los únicos momentos que descansa. Cuando duerme y cuando espera órdenes.

En el momento que miro sus zapatillas tiradas al suelo delante del sillón…

(Ring! Suena el timbre de la puerta)….

Servo de forma automática gua hacia la puerta.

Gateando tras el no consigo contener mi curiosidad. Conozco a muchos amigos de mi Ama y  me emociono. Cuando Servo abre la puesta lo primero que veo son los pies en zapatillas de una chica. Alzo mi vista y la reconozco… Es Lina!, Es Lina! Me repito en mis pensamientos, pero de mi voz solo sale gemidos y ladridos de alegría.

Servo se arrodilla y la invita pasar…

Lina pasa por mi laso y desordena mi pelo.

– Que tal estás Bobo?!.

Se ríe y va hasta mi Ama que la espera de pie para darse besos en las mejillas.

Kristina le da indicaciones a Servo y este obedece llenando unas copas de algo. A pesar de que Lina es invitada a sentare en los sillones,  esta prefiere sentarse en las altas sillas de la barra bar. Kristina se sienta cerca y conversa…

Estoy debajo a gatas moviendo mi culo para agradarlas, a pesar de que solo me ignora mi dueña. Lina me mira y no contiene la risa…

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Me ve entrando por debajo de las sillas suplicando poder lamer sus pies mientras conversan. Pero mi Ama me manda a tomar aire… Es decir al patio.

– Servo, llévate a Bobo al patio y cierra.

– Enseguida Ama.

Servo me señala mi lugar y salgo del salón triste. Una vez fuera, el esclavo cierra las puertas correderas de cristales y me deja solo sin apenas audición de lo que pasa dentro.

Apenado veo como ríen y brindan sus copas…

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Al rato ellas se van a los cómodos sillones y Servo no para de andar de una lado a otro sirviendo. Apenas se arrodilla un rato y de un chasquido de los dedos de nuestra Ama, este corre a por agua, platos, etc, etc…  Aún falta mas invitados, y al pobre se le ve liado.

El aire fresco del jardín poco a poco se esta calentando con el sol. Cuando veo a Servo saliendo a donde estoy y abrir el toldo de las mesas, me doy cuenta de que la reunión va hacer fuera. Termina con el toldo y vuelve con las damas dejando la cristalera abierta. El timbre tubo que haber sonado ya que este sigue de largo para abrir la puerta principal.

Gateo emocionado dando círculos por el patio. Luego asomo mi hocico por la corredera abierta… Y reconozco la voz…. Siiii es María!, no viene sola… También conozco su risa… Es Larisssa!.

No quiero enfadar a mi Ama y espero asomado a que pasen.  María me ve y me llama…

Gimo triste mirando a mi Ama y…

– Anda, ve a saludar!

Antes de que Kristina termine la frase yo ya estoy besando unos zapatos negros de punta de María. Agito mi trasero haciendo rebotar mis pelotas y Larissa me reclama apretando los enrojecidos testículos sin hacerme tanto daño y entonces beso sus flats plateadas. A María también le llama la atención mis bolas atadas a la correa. Sus dedos no tardan en acariciarme y apretarme las bolas. Luego toma la argolla que sale de mi ano y tira un poco sin conseguir sacarlo. Aprueba mi atuendo y no duda en felicitar a mi Ama por la idea.

Kristina cometa que fuera en el patio tenemos una mesa para trazar sus ideas. Me sueltan de mis pelotas y la argolla y al mismo tiempo que caminan hasta el exterior yo las sigo excitado.

Primero se sienta Lina, luego Larissa…

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… que mira sobre la mesa unos trabajos seleccionados por mi Ama.

Al frente se sienta María al mismo tiempo que contesta su wasaap…

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Uno de sus zapatos se despega del talón y yo me acerco mas a ellos.  Me encanta ese momento que, aún siendo ignorado, puedo gatear libre en busca de nuevas vistas.  Kristina pone mucho empeño en centrarse en la reunión, y en el momento que se sienta señala con su índice mi lugar…. Entonces se acaba mi intento de seguir besando zapatos.

Zas! Me golpea con su palma en mi trasero para recordarme la orden!

Me quedo con la barbilla al suelo y el culo en pompa a la espera. Estoy a la derecha de mi Ama y a la izquierda de María.  Frente, las zapatillas de Lina,…

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…que las tengo a vista pero no puedo hacer nada.

De repente es como si no existiera… Se me ocurre pegarme mas a las patas de la silla de mi Ama acordándome de otras ocasiones cuando usa su portátil.  Mi culo en pompa se coloca de tal manera y en busca de la posibilidad divina. Muchas veces suele bajar su mano y me acaricia. Por eso inteligente acecho esa posibilidad. No es seguro pero su orden de estarme quieto no me deja mas argumento para calmar mi excitación.

Cerca de los pies de Lina, las flats de Larissa juegan en su pie…

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… Sus movimientos me están hipnotizando. Cada danza se convierte en una onda invisible que llega a mi pene. Mi erección también se mueve al ritmo. Mis ojos desorbitados van pasando de calzado a calzado, intentando grabarlo todo, aspirando con fuerza…

Zas!

Kristina me da otra palmada por culpa de los sonidos que emito. Así que aguanto mi gemido ahogado en silencio…

Ella sabe y me conoce, pero yo tengo que comprender que debo aguantar mis impulsos. Llevamos entrenado esto mucho tiempo, y si sigo así podría despedirme de su casa para siempre. Puede que aveces le resulte divertido verme así, pero hoy no, hoy es un día serio en la que depende su negocio por las decisiones que se tomen aquí.

Podría mandarme a su habitación, pero no lo hace. Creo que quiere ver de una vez por toda hasta donde llega mi auto control.

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Los zapatos de María a mi derecha también bailan. Ella me ve agazapado con el temor del castigo de mi Ama, y me sonríe. No obstante sigue tratando el tema que se vino a debatir, y la conversación solo va encaminada a las ideas de marketing para una nueva campaña en los clubes.

Servo mas que ignorado solo obedece una sola voz dirigirse a el, la de Kristina. El cumple con los pedidos y llena las copas de las damas. Cuando no se le requiere se arrodilla al lado contrario donde estoy de nuestra Ama.

Para las chicas el atuendo de Servo es el de siempre, sin embargo yo pude gozar un poco de atención al principio debido a mi correa trabada en mis testículos. Ellas mas bien se había acostumbrado a verme con una cola de goma enchufada en mi ano simulando la un perro.

!!!!!!!!!!

Siento los dedos de mi dueña tocando mis bolas!

Ouggg! Me quedo mirando sus pies en esas zapatillas blancas. 1,2,3,4,5,6,7, siete segundos y su mano vuelve a la mesa.

Lo sabía!, A veces desinteresadamente me regala caricias.

María mira sus zapatos detenidamente y…

– Me prestas a Bobo.

…. Dice mientras con los dedos sacude algo de polvo de sus zapatos.

– Ah si! vale.

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Una vez que veo sus zapatos en el suelo voy en su busca casi al mismo tiempo de que mi Ama me da una palmada en mi trasero y me ordena a que atienda a su amiga. No hace falta que me lo diga dos veces…

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Mi lengua recorre su cuero de una lado a otro. A pesar de mi entusiasmo tengo que tranquilizarme y no babearle la piel ya que no lleva medias. Es importante ser respetuoso si quiero seguir siendo útil. Mi saliva da brillo a medida que trazo mi lengua. Un olor de cuero mezclado a su perfume me excita tanto que no consigo parar esos movimientos lascivos de mis caderas. Entonces ella sube un pie…

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…sobre su rodilla, y el zapato se le queda colgando de los dedos.

Dudo unos segundos, y ya que el zapato que le queda en el suelo ya esta limpio,  voy en busca a lamer la suela el taconcito del otro, disimulando de vez en cuando cuando meto mi hocico en la planta de su pie. Es mi momento de aspirar todo su olor….

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María escucha y escucha pensativa mientras miraba su móvil. Parece pensar en las indicaciones que da Larissa en su nuevo plan. Tan solo mi Ama discutía algunos puntos… Nadie me miraba…

María baja el pie, que sin decirme nada, se le ocurre que igual sus suelas deberían ser atendidas…

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Mi lengua ya empieza a sufrir y a secarse, Por ello acordándome de mi cuenco de agua, hago un stop y gateo hasta mi esquina a beber mi agua. Todo muy rápido, enseguida vuelvo a mi trabajo y María que se había extrañado un poco, me sonríe a mi regreso.

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Luego me ignora y yo tomo la punta de su zapato en mi boca. Chupando la puntera mas levantada miro por el rabillo de mi ojo las flats de Larissa cuando hacen ruidos de choques con su talón.

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Casi que Larissa se descalza mientras lee en alto unos informes.

Todas están atentas menos yo que lamo y chupo las punteras de los zapatos de María, y Servo que sufre en su castidad la visión sexy de las damas que a pesar de vestir de manera informal, las tenemos en mente en sus pedestales de Diosas.

Mi boca llena del cuero puntiagudo colma mi situación desesperada. La excitación es muy fuerte, y puede que en este momento en que la lectura de Larissa ocupa la atenciones  de las damas mas lejos de mi, llega el momento de desatarme de mi postura respetuosa, y agitar mis caderas hasta donde me permita la cadena en mis bolas. Con esto mi pene balancea en el aire golpeando de vez en cuando en mi vientre. No se si María me ve en estos momentos. Sigo chupando la punta e intento olvidar la vergüenza. No puedo controlarme y me acerco a una posible reprimenda de mi Ama si me viera tan lascivo atendiendo los zapatos de su amiga de esta manera. Lo mejor que puedo conseguir es silenciar mis gemidos y controlar mi respiración. Pero mi pene da golpes…

Tock, tack!

Larissa detiene la lectura y yo sigo lamiendo y mudando las caderas de arriba abajo. Estoy tan mareado que no pienso mucho en la posibilidad de que ahora María y mi Ama me pueden ver. El movimiento del empine de María lo certifica. Se que me ve! y nooo… Sigo moviendo, sigo balanceando mi pene. La bola en mi ano se siente rodar y apretar con la cadena según subo y bajo. Mis bolas son como maracas mudas que rebotan en mis nalgas. Ya no chupo la puntera, ahora saco mi lengua y lamo la planta. Mi descontrol aumenta y temiendo que aparte su calzado, tomo con mis dientes el tacón fino y la descalzo accidentalmente.

– Que te pasa Bobo!?!

Me pregunta mi Ama, que a pesar de oírla me siento como drogado, y nada mas dejar caer el calzado de mis dientes al suelo, hundo mi rostro en la apertura hueca del calzado antes de que ella intente introducir su pie.

– Pero…, Bobo!!!

Grita y azota mi nalga erguida.

Siento un hormiguero en mis genitales. Babas que me salen del glande de forma extraña.

– Suelta el zapato!!

Otra nalgada de mi Ama.

María solo ríe, no le molesta. Ella espera a que obedezca, pero no lo hago. Mi cara hundida en su calzado aspira su natural olor que me embriaga mas y mas!

Entonces los dedos de mi Ama buscan mis pelotas y retuerce….

Aghhhh!

Dolor y placer!, no lo se. De repente las babas en mi glande se hacen mas espesas y como un orgasmo denegado, mi semen sale de un solo golpe. Caigo de costado y dejo el zapato por fin.  Caigo de tal manera que mi espalda topa en el pie apoyado y calzado de María.  El otro pie pronto se calza y me quedo entre sus piernas tirado boca arriba con la visión nublada de mi Ama sentada cerca de nosotros.

– Bobo!

Mi pene apunta el cielo derramando semen. Soy todo un espectáculo ante el enfado de mi Ama y el humor de María que me aprieta con sus piernas.

Pronto sobre el borde de la mesa veo el rostro de Larissa y Lina mirándome y riendo casi que a carcajadas.

– Pobre…, no le castigues Kris,  sinceramente no me ofende su desorden. Me parece encantador su ofrenda!

Dice María riendo al mismo tiempo que como el ama que rasca la barriga de su perro, toma mi pene y sacude los restos de semen por el patio.

Siento desmayarme!

Es evidente que tuve un accidente. Ya no hay vuelta atrás. Solo puedo agradecer los comentarios de María suavizando el descontrol. Las risas de Larissa y Lina contagian a mi Ama  y también ríe.

– Anda! ve con Servo a que te limpie ese lío.

Dice Ama Kristina.

Se que está enfadada a pesar de que sonríe. Lo se, y pronto llegará mi castigo. Pero  ahora mismo estoy siendo castigado. El ir gateando tras Servo para que este me limpie ya es un castigo. Estoy seguro que después de la humillación de ser limpiado con una toalla por su esclavo sirviente, me castigará con la pala en el momento que salga la última invitada.

Lo se.

Casi que no puedo gatear, creo que me voy de lado… Estoy mareado y delante mia espera Servo animando a las prisas. Poco a poco las carcajadas de las damas van disminuyendo a medida de que nos alejamos hasta el interior de la casa.

Por el camino caen los hilos de semen y pienso… Que placer tan alto para un momento simple y rutinario!. Como es posible?. Por un lado me siento mal por mi desobediencia, y por otro…, desahogué! Yo se que a pesar de que Kristina se reía, por dentro puede que le haya desilusionado. Esa es mi pena! Que tanto camino fuera de mis límites sobrepasé?. Solo espero que que me perdone!

No se como explicarme a mi mismo esa pasión repentina cuando atendía el calzado de María. Y no solo eso… La visión de los pies de las damas jugando con sus zapatos y zapatillas me volvieron tan loco que desobedecí. Engañé a mi Ama pensando en su distracción. Me aproveché y no pude controlarme. El aroma del cuero y pies extraños, el sabor de otro zapato que no son los de mi dueña… Dios mío! Le soy infiel?… Nooo, ahora que lo pienso, no tenía que haber pensado en mi placer moviéndome así. Yo solo estaba siendo prestado para limpiar los zapatos de María, no para… La he fastidiado.

Espero que mi castigo sea severo!

Fin!

Kristina Klimovich 24 años: La dueña de los esclavos Servo y Bobo. Bielorrusa soltera afincada en Canarias. Actualmente dirige dos locales nocturnos en la turística zona de Maspalomas

Lina Milincic 28 años: Amiga y empleada de Kristina en el Club Sloven.

Maria Savchenko 33 años: Socia y directora de eventos del Club Sloven.

Larissa Malinka  32 años: Propietaria y directora de los vecinos Clubes Rainbow y Hot.

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